sábado, 8 de marzo de 2014

PRIMER VIERNES DE CUARESMA

ALTAR E INCENDIO DEDICADO A PADRE JESÚS CAUTIVO






Con María, caminando la Cuaresma....

"Toma tu cruz y sígueme". Así,"tu" cruz, no la ajena, no la que te gustaría, sino la tuya, la conocida, la que crees no merecer y que, sin embargo, te lleva a la eternidad.
 
Con María, caminando la Cuaresma....
"Convertios, y creed en el Evangelio"... repetía una y otra vez, el sacerdote en la imposición de las cenizas. "Convertios".

- Pero ¿No se supone, Madre querida, que ya estamos convertidos? Digo, estamos aquí, en misa, creemos en tu Hijo, ¿Por qué nos dice esto?.

Miro tu imagen, tu conocida y querida imagen, Señora de Luján, y te pido disculpas por mi ignorancia, pero mi amor a tu Hijo necesita respuestas....

- Hija querida, puedes preguntarme todo, todo lo que no comprendas, porque cada pregunta tuya, cada búsqueda de la verdad es una caricia a mi corazón entristecido. Y nada me hace más feliz que contestarte, mostrarte los caminos a mi Hijo, tomarte de la mano y llevarte a Él, pues muchas veces veo que no te atreves a caminar sola.. 

Es cierto, María, muchas veces me quedo atrapada en mis miedos, mis dudas, mis ignorancias, pero me consuela saber que puedo extender mi mano en la plenísima seguridad de que siempre hallare la tuya.

-Para aclarar tu duda te digo que ese “Convertios” que tanto te descoloca es como una puerta para comenzar a caminar tu cuaresma... 

- ¿Mi Cuaresma, Señora?

- Sí, tu Cuaresma... como te hable un día de tu propio camino hacia la Navidad, debo hablarte ahora de tu propio camino de Cuaresma.... 

- Explícame, Señora

Me quedo mirando tu imagen fijamente, me abrazas el alma y me llevas de la mano a los lejanos parajes de Tierra Santa...

"Era invierno” (Jn 10,22). El viento helado cala hasta los huesos, caminamos entre la gente y te sigo, sin saber adónde. De repente nos encontramos frente a las escalinatas del Templo de Jerusalén. Allí "Jesús se había sentado frente a las alcancías del Templo, y podía ver como la gente echaba dinero para el tesoro"(Mc 12,41) Nos vamos acercando lentamente, yo temo de que alguien advierta mi presencia...

No temas, nadie puede verte, solo Jesús y yo...-Recuerdo muchas veces en que creí que nadie podía verme, y siento vergüenza por todos mis pecados escondidos....

- Señora ¿qué hacemos aquí?.

Quiero que comiences a caminar tu cuaresma, y que la vivas tan plenamente como te sea posible. 

- Supongo que eso será muy bueno para mí.

No sólo para ti . Verás, si todo el dolor de esta cuaresma de tu vida, lo depositas en mi corazón, si vives tu tristeza, tu angustia y tu soledad como un compartir la tristeza y soledad de mi Hijo, entonces, querida mía, no sólo será beneficioso para tu alma, sino que yo lo multiplicaré para otras almas.... 

Asombro, esa es la palabra que podría definir todos mis encuentros contigo... asombro; ante la magnitud de tu amor, ante la magnitud de la misericordia tuya y de tu Hijo... Asombro y alegría... una dulcísima alegría de saberme tan amada.

- Mira, hija, el rostro de Jesús.... 

Contemplo el amadísimo rostro. Su mirada está serena, aunque inmensamente triste.

- ¿Por qué esta triste el Maestro, Madre?

Pregúntaselo hija, vamos anda.... 

Confieso que me tiemblan las piernas y el corazón amenaza con salir de mi pecho pero, increíblemente, una serena paz me inunda el alma....

- Señor- y no encuentro palabras. Sí, todas las palabras que transito diariamente y cuyos rostros y voluntades creo conocer, todas las palabras con la que he justificado mis olvidos, parecen desvanecerse antes de que pueda atraparlas. Vuelan, como pájaros espantados, no se sienten dignas, comprendo entonces que sólo el amor es digno. Por fin, atrapo las más puras...

- Señor, déjame compartir tu tristeza...

Oh, Señora mía, tu Hijo vuelve sus ojos mansos hacia mí y su mano se apoya en mi hombro.... mi alma se estremece ¿Quién soy yo, para merecer tal detalle de amor?

-¿Por qué me pides eso?

- Porque te amo, y no tengo nada digno para darte que te alivie-mi voz es apenas un susurro- Porque me amas y sé que estás pasando todo esto para que yo tenga vida eterna. Tú nos pides que carguemos la cruz y te sigamos, Maestro.. pero yo...¡yo no sé como se hace eso!- Y me deshago en llanto, y me siento pequeña, insignificante, tan pecadora e indigna que quisiera salir corriendo ...pero ¿Adónde? Adonde iré, Señor mío, si sólo tú tienes palabras de vida eterna.

- Hermanita del alma-y tu voz mansa calma y disipa mis tempestades -si quieres seguirme, niégate a ti misma, carga con tu cruz de cada día y sígueme.

Jesús me mira y su mirada traspasa todas las corazas con las que intento cada día disfrazar mi corazón. Quisiera que viese el paisaje que Él espera, no el que mi tibieza y olvidos construyeron neciamente. Pero ya es tarde para pretender eso.. o no. Tu misericordia, Señor, es un torrente inagotable que puede sanar el corazón más destruido, el más olvidado, el más solitario.

Unos hombres se acercan. Probablemente sus apóstoles. Jesús se retira y María, que está a pocos pasos escuchando cada palabra, se acerca a mí. Tomándome por los hombros, me lleva a las afueras de la ciudad. Allí, en un reparo tibio doy rienda suelta a mi llanto....

Ella nada dice, sólo me mira con infinita ternura.

- Ay, Madre, Madre, ¡Cómo puedo ser tan torpe!. El Maestro es tan sencillo y claro para hablarme, que se supone debo entender ¡Pero no, no entiendo! ¡No sé como llevar a mi vida de cada día sus preciosísimos consejos! ¡Ayúdame, por piedad!..

Colocas delicadamente mi cabeza en tu hombro...¡Qué remanso para mi alma dolorida!...

- Hija, intentaré explicarte más detalladamente, no sólo para que comprendas sino para que te determines a caminar . 

- Te escucho, Madre, mi corazón tiene tanta sed de tus palabras.

Bien, comenzaremos por lo primero que te dijo Jesús: “¿Por qué me pides eso?”. Él sabe que tú no le pedirías caminos si no fuese que el Espíritu te ha creado esa necesidad. Tú no amaste a Jesús y Él te escuchó, sino que Él te amó primero. ¿Comprendes la diferencia?. Que tú le busques, le necesites, es una clara señal de que Él te ama. Luego te dijo las condiciones para seguirlo. Veamos esto parte por partes: ”Si quieres seguirme”. No se trata de que te acerques por interés de conseguir algo que deseas, porque te sientes sola y no encuentras nada mejor o porque se supone que debes hacerlo. Nada de eso. Se trata de que “quieras” y ese querer parte de una gracia del Espíritu que tu corazón escucha y acepta. Luego te dijo: “Niégate a ti misma”. Allí te esta pidiendo que cultives, en lo más profundo de ti, la humildad y que la dejes crecer sin ahogarla con tu orgullo y vanidad. 

- Para ello necesitaré mucho oración, supongo...

Por cierto. Oración, pero oración que no es mera repetición de palabras. Puedes comenzar analizando tu actitud en la oración. ¿Cómo rezas? ¿Como el fariseo?. “Te doy gracias porque no soy como los demás”, creyendo que tu fe es mejor o mas valiosa a los ojos de Dios que la de una simple mujer que reza cada día el rosario en la soledad de la parroquia, con una voluntad y constancia que tú no posees. Hija, intenta rezar como el publicano, que se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo: “Dios mío, ten piedad de mí que soy un pecador”. Renunciar a la tentación del aplauso, del halago. Renunciar a la vanidad de sentirse mejor que otros es difícil hija, mas no imposible. Cuando lo logras, las alas de tu alma se despliegan en vuelo límpido hacia cielos más altos. 

- Madre, madre... cuánto he lastimado el Sagrado Corazón de tu Hijo, cuánto necesito de su misericordia. Continúa, que en este punto ya no quiero el retorno...

- “Toma tu cruz y sígueme”. Así, tal cual, hija. “Tu” cruz, no la ajena, no la que te gustaría, sino la tuya, la conocida, la que crees no merecer y que, sin embargo, te lleva a la eternidad. ”Sígueme” pero ¿Cómo piensas seguirle? ¿Rezongando y protestando por el peso de tu cruz, quejándote de que otros tienen cruces más livianas? ¡Cómo si pudieras tú ver el corazón sangrante o el alma doliente de tu hermano! ¿Le seguirás arrastrando la cruz para que deje marcas en la arena buscando la compasión de los demás?... Hija, debes abrazar tu cruz y amarla... 

- ¿Cómo se ama la cruz, Señora?

Se ama en aquél que te lastima con su indiferencia, en el que no te escucha, en la que te difama. Se ama construyendo cada día en tu familia aunque sientas que predicas en el desierto. Se ama sembrando, aunque sientas que el viento de la indiferencia arrastra la semilla. Tú nunca sabes si alguna quedó plantada y la misericordia de Dios hará que dé fruto, a su tiempo, cuando menos lo esperes. No temas la dureza del tiempo de siembra, piensa en la alegría de la cosecha... que llega, hija, llega, siempre. 

Tu voz dulce, segura y pura riega la aridez de mi alma, abre puertas cerradas por tanto tiempo y el sol de la luz de Cristo entra a raudales en los más recónditos espacios de mi interior. Caminar la cuaresma, vencerme, cargar la cruz.¿Podré?¿Cuánto tiempo durará en mí este deseo de caminar tras Jesús?

- Tanto tiempo como lo alimentes. La Eucaristía, Jesús mismo, te dará la fuerza, la constancia, la paz. Y yo estaré siempre contigo, para secar tu frente, para enjugar tus lágrimas, aún cuando no me veas, aún cuando me creas lejos. Siempre. 

Cae la tarde y el sol se esconde en el horizonte mientras yo me escondo en tu pecho en apretado abrazo. Cuando abro los ojos el sacerdote está por comenzar la ofrenda del pan y del vino. Miro tu imagen. Me sonríes desde ella. Un viento fresco entra por la ventana, el sol se termina de esconder en el horizonte y, por un exquisito regalo tuyo, siento que me continúas abrazando. Siempre.

Amigo que lees estas líneas. No temas recorrer tu propia Cuaresma, no reniegues de tu cruz. Cuando sientas que caes bajo su peso, levanta los ojos y verás la mano de tu madre, extendida. No le reproches nada, sólo tómala, y veras que tus heridas cicatrizan en medio del mas profundo amor. 

No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores

Lucas 5, 27-32. Cuaresma. Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro, siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de Él.
 
No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores

Del santo Evangelio según san Lucas 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos y le dijo; "Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: ¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores? Jesús les respondió: No son los sanos los que necesitan al médico sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.


Oración introductoria

Dios mío, Tú me conoces mejor que nadie y sabes cuánta es mi miseria y debilidad. Por eso vengo a ti, para que Tú llenes mi corazón, para que todos mis actos estén impregnados de amor a Ti. Yo soy otro publicano o recaudador de impuestos si Tú no estás conmigo. Cuando Tú me faltas, siento un gran vacío. Colma mi corazón de Ti y no permitas que jamás me separe de Ti.

Petición

Señor, que mi vida sea un consuelo para tu corazón, en tu camino al Calvario.

Meditación del Papa Francisco

[Los recolectores de impuestos] Eran doblemente pecaminosos, porque estaban apegados al dinero e incluso eran traidores a la patria, al ser quienes recogían los impuestos de su pueblo para los romanos. Jesús, por lo tanto, ve a Mateo, el recaudador de impuestos, y le mira con misericordia: "Y a aquel hombre, sentado en el banco de impuestos, en un primer momento Jesús lo mira y este hombre siente algo diferente, algo que no sabía -la mirada de Jesús sobre él-, siente un estupor por dentro, escucha la invitación de Jesús: "¡Sígueme! ¡Sígueme!" Y en ese momento, se vuelve un hombre lleno de alegría, pero también un poco dubitativo, porque está muy apegado al dinero. Y bastó solo un momento a solas -que sabemos cómo logró expresarlo el Caravaggio: aquel hombre que miraba, pero que también, con sus manos, tomaba el dinero-, para que Mateo diga sí, deje todo y se vaya con el Señor. Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: "¡Sí, voy contigo!". Es el primer momento del encuentro, una experiencia espiritual profunda. (S.S. Francisco, 5 de julio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

Reflexión 

La cuaresma es un tiempo precioso, para enderezar nuestra vida hacia Dios. Todos de alguna u otra manera le hemos negado algo a Dios. El tiempo de cuaresma nos ayuda a responder con alegría y prontitud, como Mateo, a la llamada a la santidad que Dios nos hace. La santidad, es algo que Dios quiere para todos, no sólo los consagrados a Él deben ser santos. Dios sigue invitando cada día a responder generosamente a su llamado de amarle sobre todas las cosas. Aprovechemos este tiempo, para enfocar nuestra vida hacia Él, tomándonos de su mano misericordiosa.

Propósito

Haré una visita a Cristo Eucaristía, renovándole mi amor sobre todas las cosas.

Diálogo con Cristo

Jesús mío, gracias por acercarte a mí, que tantas veces te fallo; abre mi corazón y llénalo de tu amor. Que en esta cuaresma haga la experiencia de tu amor, que te llevó a cargar la cruz por mí. Que tu sangre, me mueva a amarte más, a ponerte en el centro de mi vida. Y que cada día responda un "sí" generoso a seguir tu Voluntad.


¿Cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, a pesar de ser pecadores, Dios nos ama? Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro, siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de Él (Benedicto XVI)

viernes, 7 de marzo de 2014

Iniciamos el tiempo de Cuaresma

Hoy se nos da la oportunidad de vivir este misterio de amor y la Iglesia nos invita a vivir con mayor intensidad este tiempo de Gracia, tiempo de perdón.
 
Iniciamos el tiempo de Cuaresma
Iniciamos ya el tiempo de Cuaresma... tiempo de conversión... camino hacía la Pascua.

Tiempo encuentro con nuestra identidad de cristianos, encuentro con nuestra intimidad perdida por el pecado... este tiempo está sostenida en el trípode del ayuno, de la oración y las obras de misericordia:
  • Por eso es tiempo de encuentro, porque por medio de la oración nos encontramos con la intimidad de Dios que es amor. 
  • Por el ayuno nos encontramos a nosotros mismos necesitados... y enfermos de egoísmo.. necesitados de ser curados. 
  • Y por medio de las obras de caridad nos encontramos con el prójimo.

    Las tres están íntimamente enlazadas, porque no podemos recibir la misericordia de Dios sino pedimos perdón o no dejamos reconciliarnos... pero no puedo a amar a Dios que no veo si no amo a mi prójimo que si veo... pero no puedo amar al prójimo si no me amo a mi mismo y amarse uno mismo es aceptarse en la limitación para ser sanado en el perdón.

    Este tiempo, se torna una oportunidad para pedir perdón y perdonar las ofensas que nos han hecho, es un tiempo propicio para reconciliarnos y en este tiempo de cuaresma caminar juntos como comunidad, como asamblea, como familia al encuentro de la Celebración de la Pascua Cristiana.

    Hoy se nos da la oportunidad de vivir este misterio de amor, y la Iglesia nos invita a que caminemos junto con nuestros pastores ... retornar a la casa de Padre... y participar de la celebración que Dios misericordioso ha preparado para todos aquellos pecadores que volvemos al padre... como está puesto de manifiesto en la parábola del Hijo Pródigo

    Dejarnos mover por el Espíritu Santo... que nos llevé a vivir con mayor intensidad este tiempo de Gracia, tiempo de perdón... Otra gran oportunidad para retomar nuestra identidad de cristianos... y vivir desde ese amor misericordioso del Padre...

    Pidamos a la Santísima Virgen María que nos ayude a vivir con docilidad de espíritu este tiempo maravilloso... de gracias... que nos permita salir de nuestro egoísmo... que nos permita des-instalarnos para poder caminar por el desierto... que las ataduras del mundo no impidan el aceptar esta invitación... que Dios quite las cadenas del pecado que nos atan a las criaturas... y purificados por el ayuno, la oración y las obras de caridad... podamos vivir la fiestas de la Pascua.

    Hemos de recordar, que el encuentro es celebración... solo cuando se ama. y si cuaresma es lugar de encuentro y si lo vivimos con amor... será tiempo de celebración del amor de Dios en nosotros. 
  • El ayuno de los discípulos


    Mateo 9, 14-15. Cuaresma. Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas. Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma
     
    El ayuno de los discípulos
    Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15


    En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: -¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.

    Oración introductoria 

    Señor, dame la gracia de caminar esta Cuaresma por la senda de una fe viva, operante y luminosa que me permita iluminar todos los acontecimientos de mi vida con tu luz, y me ayude a ser fiel y perseverante en mis propósito de acompañarte en la cruz con amor y generosidad.

    Petición

    Señor, dame la gracia de renunciar, por amor, a algo lícito y placentero, para que este sacrificio sea el medio para reparar y purificarme de mis debilidades.

    Meditación del Papa Francisco

    De estos cristianos hay muchos. No son cristianos, se disfrazan como cristianos. No saben quién es el Señor, no saben lo que es la roca, no tienen la libertad de los cristianos. Y, para decirlo de un modo simple, no tienen alegría: los primeros tienen una cierta "alegría" superficial. Los otros viven en una continua vigilia fúnebre, pero no saben lo que es la alegría cristiana. No saben cómo disfrutar de la vida que Jesús nos da, porque no saben hablar con Jesús. No se afirman sobre Jesús, con la firmeza que da la presencia de Jesús. Y no solo no tienen alegría: no tienen libertad. Son esclavos de la superficialidad, de esta vida generalizada, y estos son los esclavos de la rigidez, no son libres. En su vida, el Espíritu Santo no tiene cabida. ¡Es el Espíritu quien nos da la libertad! El Señor hoy nos invita a construir nuestra vida cristiana en Él, la roca, Aquel que nos da la libertad, que nos envía el Espíritu, que te hace ir adelante con alegría, en su camino, en sus propuestas. (S.S. Francisco, 27 de junio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión

    A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.

    Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades". Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.

    Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.

    Propósito

    Mortificar mi egoísmo haciendo, por amor, un acto de caridad con alguien cercano a mí.

    Diálogo con Cristo

    Señor, dame el gozo y la generosidad en el sacrificio al saber que es el medio que me acerca a Ti. Tú te entregaste por mí hasta morir en la cruz para salvarme, yo, para corresponderte, quiero ayunar más de mí mismo y de mis cosas, no quiero escatimar nada para colaborar contigo en la salvación de los hombres mis hermanos. 

    jueves, 6 de marzo de 2014

    El ayuno, necesario para creer
    Tiene que convertirse, para nuestra generación, en algo imprescindible para descubrir lo imprescindible.
     
    El ayuno, necesario para creer

    Muchos bautizados no comprenden el valor del ayuno, no saben para qué ayunar y por qué ayunar. Algunos, porque ni siquiera conocen qué enseña el Evangelio y la Iglesia sobre el tema. Otros, porque han dejado la propia fe en el armario del pasado. Otros, simplemente, porque ven el ayuno como algo que va contra los propios gustos, contra la "realización personal".

    Mientras no se produzca un despertar religioso en muchos corazones, el ayuno seguirá en el olvido. O será vivido, entre quienes desean "cumplir" y obedecer lo que pide la Iglesia, con rutina, con fastidio, como una norma del pasado que se soporta con la esperanza de que pronto termine la Cuaresma y llegue la Pascua.

    La fe profunda y el sentido religioso permiten descubrir el porqué del ayuno. Pero si no hay fe, si la religión es una dimensión raquítica, ¿qué hacer?

    Lo que hay que hacer es, precisamente, ayunar para abrirnos al mundo de la fe. Porque sólo cuando aprendemos a romper con la esclavitud de la avaricia, del placer, de la gula, del vivir esclavos de la curiosidad malsana y de los caprichos, empezamos a dejar espacio libre a la acción de Dios en las almas.

    En otras palabras: la tibieza con la que se ve el ayuno se destruye cuando acogemos el mismo ayuno como camino para romper esa tibieza y para abrirnos al mundo de la fe, de la esperanza, del amor.

    El ayuno no sirve sólo para fortalecer al creyente (algo muy importante); sirve, sobre todo, para iniciar el camino de la fe. No sirve sólo para alimentar la esperanza; sirve, especialmente, para alejarnos de seguridades falsas y para confiar en el único Omnipotente. No sirve sólo para que repartamos nuestros bienes y nuestro tiempo con quien lo necesita; sirve, de un modo concreto y profundo, para romper con los engaños de la ambición y del egoísmo, para abrir los ojos ante tantas personas que necesitan amor, compañía, solidaridad, ayudas concretas y urgentes en su cuerpo y en su espíritu.

    Como explicaba el Papa Benedicto XVI, la privación del "alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios" (Mensaje para la Cuaresma 2009).

    El ayuno tiene que convertirse, para nuestra generación, en algo imprescindible para descubrir lo imprescindible. De este modo, podremos vivir según un Evangelio que cura, que salva, que levanta y que cambia el corazón y la vida. 

    Si alguno quiere venir en pos de mí

    Lucas 9, 22-25. Cuaresma. Bueno es aquel que no cubre con su yo la luz de Dios, no se pone delante él mismo, sino que deja que se transparente Dios.
     
    Si alguno quiere venir en pos de mí
    Del santo evangelio según san Lucas 9, 22-25

    En aquel tiempo, dijo Jesús: "El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día". Decía a todos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?".

    Oración introductoria

    Jesús, se nota que lo que tú querías no era -ni ha sido nunca- ganarte un buen número de seguidores que quisieran ir en pos de ti para hacer milagros, o para adquirir mucha fama entre la gente, o incluso para vivir un evangelio diseñado a su comodidad. Por eso, desde que predicaste tu mensaje, dejaste bien claro que implicaba necesariamente la cruz, renunciar a sí mismo, perder la vida por ti. Ese es el camino para seguirte, para acercarnos al misterio tan gigante de tu persona y para encontrar en ti la verdadera vida.

    Petición

    Jesús mío, dame mucha fe y amor para llevar la cruz que tú me has dado, pues es el camino por donde has querido que te encuentre y llegue hasta ti.

    Meditación del Papa Francisco 

    Tenemos todo: tenemos la Iglesia, tenemos a Jesucristo, los sacramentos, a la Virgen, todo, un buen trabajo para el Reino de Dios. Pero no basta el bienestar espiritual sino hasta un cierto punto. Como aquel joven que era rico: quería ir con Jesús, pero hasta un cierto punto. Falta esta última unción del cristiano, para ser cristiano de verdad: la unión de la cruz, la unción de la humillación. ¿Soy un cristiano de cultura y de bienestar? ¿Soy un cristiano que acompaña al Señor hasta la cruz? El signo es la capacidad de llevar la humillación. La verificación si un cristiano es un verdadero cristiano es su capacidad de llevar con alegría y con paciencia las humillaciones; y como esto es algo que a nadie le gusta... hay muchos cristianos que, mirando al Señor, piden humillaciones para parecerse a Él. Esta es la elección: o cristianos de bienestar - que irán al Cielo ¿eh?, seguro te salvarás ¿eh? - o cristiano cerca de Jesús, por el camino de Jesús. (S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta).

    Reflexión 

    El camino que Cristo propone es difícil. Pero ¿qué es aquello que ha movido a tantos hombres y mujeres a seguir a alguien que predica todo lo contrario que el mundo de hoy ofrece? Es cierto, que hay algo de locura en esto. Una locura que experimentan sólo quienes han conocido a Cristo y, por consiguiente, le han experimentado vivo y enérgicamente atractivo. Por algo el Papa Juan Pablo II gritaba con ardor en sus labios: "¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! ¿Qué teméis? Tened confianza en él. Arriesgaos a seguirlo. Esto exige, evidentemente, que salgáis de vosotros mismos, de vuestros razonamientos, de vuestra «prudencia», de vuestra indiferencia, de vuestra suficiencia, de vuestras costumbres no cristianas que quizá habéis adquirido. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida. Dejad que sea vuestra salvación y vuestra felicidad."

    Propósito

    Sobrellevaré con gozo las contrariedades y dificultades que forman mi cruz de este día.

    Diálogo con Cristo

    Jesucristo, estoy dispuesto a seguirte por este camino hermosísimo de ser cristiano. Ante todo lo que tú has hecho por mí, no encuentro otro camino para corresponderte que rendirme a tus pies para aprender de ti, para vivir lo que tú viviste. Sé que este camino entraña abnegación y sacrificio, y será fecundo sin comparaciones si busco encontrarte.

    "Pon amor donde no hay amor, y sacarás amor" (San Juan de la Cruz). 

    miércoles, 5 de marzo de 2014


    LES HACEMOS LA INVITACIÓN PARA QUE NOS ACOMPAÑEN EN ESTA CUARESMA

    En la conmemoración de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesús, les hacemos la mas cordial invitación para que nos acompañen los días viernes de la cuaresma en el Templo del Ex-Convento de San Bernardino de Siena, donde se venera la imagen de Padre Jesús Cautivo.

    Incendios 
    7, 14, 21, 28 de marzo, 4 y 11 de abril
    Todo el día, visita al altar de Padre Jesús
    17:00 hrs. Viacrucis 
    19:00 hrs. Oración y Visita de la Chirimías.
    19:45 hrs. Exposición del Santísimo y oración
    20:30 hrs. Visita de la Chirimías.

    Procesión Anual
    Miércoles Santo -16 de abril 
    20:00 hrs. Recorrido de la imagen de Padre Jesús Cautivo, 
    Templo del Ex-Convento de San Bernardino

    Agradecemos su asistencia en estos días de recogimiento y penitencia.

    Agradecemos las atenciones prestadas, reciban un cordial y afectuoso saludo, esperándolos durante los días viernes de cuaresma y la procesión de Padre Jesús Cautivo.

    El fruto del silencio es la oración. 
    El fruto de la oración es la fe. 
    El fruto de la fe es el amor. 
    El fruto del amor es el servicio. 
    El fruto del servicio es la paz.
    Madre Teresa de Calcuta

    Taxco de Alarcón, Gro., marzo - abril de 2014.

    Hermandad de Padre Jesús Cautivo
    Templo del Ex –Convento de San Bernardino de Siena
    Taxco de Alarcón, Guerrero.

    Visítanos o escríbenos en:
    hndpadrejesuscautivo@gmail.com

    Sólo Él puede convertir nuestro corazón

    Si mueres con Él, con Él igualmente vivirás. Y si eres su socio en la pena también lo serás en el triunfo. 

    Fragmento de las palabras que el Papa Benedicto XVI pronunció el Miércoles de Ceniza, durante la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI, marzo 2011.


    Queridos hermanos y hermanas,

    Marcados por el austero símbolo de las Cenizas, entramos en el Tiempo de Cuaresma, iniciando un itinerario espiritual que nos prepara a celebrar dignamente los misterios pascuales.

    La ceniza bendecida impuesta sobre nuestra cabeza es un signo que nos recuerda nuestra condición de criaturas, nos invita a la penitencia y a intensificar el empeño de conversión para seguir cada vez más al Señor.

    La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a Jerusalén, lugar del cumplimiento de su misterio de pasión, muerte y resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un "camino" que recorrer, que consiste no tanto en una ley que observar, sino la persona misma de Cristo, a la que hay que encontrar, acoger, seguir.

    Jesús, de hecho, nos dice: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga" (Lc 9,23). Es decir, nos dice que para llegar con Él a la luz y a la alegría de la resurrección, a la victoria de la vida, del amor, del bien. También nosotros debemos tomar la cruz de cada día, como nos exhorta una bella página de la Imitación de Cristo: "Carga con tu cruz y sigue a Jesús; así irás hacia la vida eterna. Él fue delante, llevando su propia cruz y murió por ti en la cruz para que tú lleves tu propia cruz y estés dispuesto a morir en ella. Porque si mueres con Él con Él igualmente vivirás. Y si eres su socio en la pena también lo serás en el triunfo". (L. 2, c. 12, n. 2).

    En la Santa Misa del Primer Domingo de Cuaresma rezaremos:

    Oh Dios nuestro Padre, con la celebración de esta Cuaresma, signo sacramental de nuestra conversión, concede a tus fieles crecer en el conocimiento del misterio de Cristo y de dar testimonio de él con una digna conducta de vida" (Colecta).

    Es una invoación que dirigimos a Dios porque sabemos que sólo Él puede convertir nuestro corazón. Y es sobre todo en la Liturgia, en la participación en los santos misterios, donde somos llevados a recorrer este camino con el Señor; es un ponernos a la escuela de Jesús, recorrer los acontecimientos que nos han traido la salvación, pero no como una simple conmemoración, un recuerdo de hechos pasados. En las acciones litúrgicas, Cristo se hace presente a través de la obra del Espíritu Santo, esos acontecimientos salvíficos se vuelven actuales.

    Hay una palabra-clave a la que se recurre a menudo en la Liturgia para indicar esto: la palabra "hoy"; y esta debe entenderse en el sentido original, no metafórico. Hoy Dios revela su ley y nos da a elegir hoy entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte (cfr Dt 30,19); hoy "el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1,15);hoy Cristo ha muerto en el Calvario y ha resucitado de entre los muertos; ha subido al cielo y se ha sentado a la derecha del Padre; hoy se nos da el Espíritu Santo; hoy es el tiempo favorable. Participar en la Liturgia significa entonces sumergir la propia vida en el misterio de Cristo, en su presencia permanente, recorrer un camino en el que entramos en su muerte y resurrección para tener la vida.

    Rectitud de intención

    Mateo 6, 1-6.16-18. Miércoles de Ceniza. Esperar la recompensa no del aplauso de los hombres sino de Dios. 

    Del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6.16-18

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

    Oración introductoria 

    Señor, hoy que inicia la Cuaresma te imploro me ayudes a vivirla animado por una fe más auténtica, más firme, con una mayor pureza de intención y por la esperanza que la anima, busque crecer en el amor. Que tu gracia me guíe para aprovechar todos los medios espirituales que me ofreces a través de nuestra madre, la Iglesia.

    Petición

    Señor, dame la gracia de convertirme a Ti con todo mi corazón, recordando que polvo soy.

    Meditación del Papa Francisco

    El Señor habla de ayuno, oración y limosna: los tres pilares de la piedad cristiana, de la conversión interior que la Iglesia nos propone a todos en Cuaresma. Y en este camino están los hipócritas, que presumen al hacer ayuno, al dar limosna, al rezar. [...] Éstos no saben de belleza, no saben de amor, no saben de verdad; son pequeños, viles. El camino contrario nos habla de largueza, de alegría. Todos hemos tenido la tentación de la hipocresía. Todos. Todos los cristianos. Pero todos tenemos también la gracia, la gracia que viene de Jesucristo, la gracia de la alegría, la gracia de la magnanimidad, de la largueza. El hipócrita no sabe lo que es la alegría, no sabe lo que es la largueza, no sabe lo que es la magnanimidad. ¡Cuánto mal nos hace a todos! Todos nosotros tenemos la posibilidad de convertirnos en hipócritas, por eso hay que pensar en Jesús, que nos habla de rezar en lo secreto, perfumar la cabeza el día del ayuno y no tocar la tromba cuando hacemos una obra buena. En esto, en la oración nos hará bien la imagen tan bella del publicano: "Ten piedad de mí, Señor, que soy un pecador". Y esta es la oración que nosotros debemos hacer todos los días, con la conciencia de que somos pecadores, con pecados concretos, no teóricos. (S.S. Francisco, 19 de junio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión

    Es propio del hombre la tendencia natural que siente a que se le recompense cuando ha hecho algo bien. Parte de la educación que recibimos de pequeños es por medio de la premiación y del regalo. Un regalo si nos portamos bien, si sacamos buenas notas en el colegio, si nos tomamos la medicina cuando estamos enfermos, etc. Y ya de mayores la mayoría de las veces actuamos para ser vistos por los demás, porque nos gusta llamar la atención en medio de un grupo de amigos o incluso en la propia familia. Y no digamos cuando hemos hecho un acto de beneficencia a otra persona. En estos casos pensamos que todos deben darse cuenta de la grandiosa generosidad con que cuenta el mundo con mi presencia en esta tierra. Nos incluimos dentro de las maravillas del mundo.

    Sin embargo, el evangelio de hoy no enseña completamente lo contrario. Dice que ni siquiera la mano izquierda se debe enterarse de lo que hace la derecha. Parecería una exageración, pero detrás de este evangelio se encuentra la enorme riqueza y el enorme valor de Cristo. Pues, cuando quiere que le ofrezcamos un sacrificio, un acto de generosidad, quiere que se la ofrezcamos sólo a Él y para Él. Lo que llaman algunos "pureza de intención". Es decir, hacer las cosas sólo por amor a Cristo. Esperando la recompensa no del aplauso de los hombres sino de Dios. Es un aplauso muy silencioso en la tierra pero exageradamente estruendoso en el cielo. Hagamos la prueba buscando no ser vistos y alabados por los hombres la próxima ocasión en que hagamos el bien a una persona.


    MIÉRCOLES DE CENIZA

    En este día los buenos cristianos asisten a las iglesias a que les impongan la ceniza, al mismo tiempo que escuchan unas palabras: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio". Esas palabras explican el sentido de ese rito tan atrevido con el que da inicio la cuaresma. ¡Arrepiéntete!, se nos dice.

    Hay tiempo de pecar y tiempo de convertirse. El tiempo de pecar suele ser muy largo. Todos pasamos por momentos malos, en que abandonamos el buen camino y nos adentramos en la mala vida. Incluso, podemos observar, cuando miramos hacia atrás, que hay un período en la vida en que nos hemos alejado mucho de Dios, de la Iglesia, de las buenas costumbres. Son esos días negros a los que no queremos mirar.

    Pero hay también épocas buenas, en las que hemos sido capaces de hacer el bien, hemos estado en paz con Dios, con los demás y con nosotros mismos.

    Si pudiéramos observar en una película nuestro mejor día vivido y nuestro peor día, nos asombraríamos de dos cosas: Primero: de cómo hemos bajado tanto. Quizá tendríamos que decir: "Nunca me imaginé que podía llegar a hacer lo que he hecho". Pero también nos asombraríamos de lo bien que nos hemos portado en nuestro mejor día; de tal forma que si todos los días de nuestra vida hubieran sido como ese día, podríamos ser contados entre los hombres verdaderamente buenos y honrados de este mundo.

    De aquí podemos sacar la siguiente conclusión: el hombre puede, si se esfuerza, subir mucho, mejorar; o, por el contrario, bajar, corromperse, destruirse. El ser humano puede llegar a ser un ángel o un demonio.

    Se cuenta que a la hora de buscar a un personaje que representara a Cristo en una película, eligieron a un joven que, por su vida y costumbres reflejadas en el rostro, parecía ser el más idóneo. Al pasar el tiempo se trató de buscar a alguien que representara el papel de Judas, y después de mucho buscar, encontraron por fin a un hombre que, por la expresión de su cara parecía el más acertado. Era el mismo hombre que un día representó el papel de Cristo. ¿Tanto había cambiado...?
    En la cuaresma se nos invita a un cambio. Dios nos da la oportunidad de arrepentirnos. Es un tiempo de gracia en que Dios nos ofrece su perdón con especial generosidad.

    Aún sabiendo que lo tenemos que hacer, preferimos seguir lo mismo, dejando para más adelante esa conversión, ese cambio de vida que nos cuesta tanto.

    Un hombre dejó hasta los 31 años su cambio. Una vez cuando sus compañeros decían: "vamos a cambiar la vida, pero más adelante", el convertido les contestó: "Si alguna vez lo vas a hacer, ¿por qué no ahora?, y, si no lo haces ahora ¿por qué dices que lo harás más adelante? ¿Podrás? ¿Querrás hacerlo? ¿Tendrás tiempo?"
    También de él es esta frase significativa: "Teme a Dios que pasa y que no vuelve". Dios suele pasar una y varias veces por nuestra vida, pero no tiene obligación de volver apasar. Por eso decía respetuosamente aquél, que primero no tenía ningún miedo ni respeto: "Teme a Dios que pasa y que puede no volver a pasar en tu vida".


    ¿Cambio, conversión? Vuelva usted mañana. El que deja las cosas para mañana, se encontrará con que un día no tendrá mañana.

    martes, 4 de marzo de 2014

    En la frente... una cruz de ceniza bendecida

    La puerta del Sagrario esta cerrada, una luz roja parpadeante nos anuncia que está ahí el Señor, Dios nuestro. 

    Mañana iniciamos la Cuaresma con el mércoles de ceniza, tiempo penitencial para los católicos y veremos como infinidad de personas, quizá algunas que hace mucho tiempo no han acudido a la Iglesia, se formarán en largas filas para que les marquen la frente con una cruz de ceniza bendecida.

    Llegan, se forman en la fila, reciben la ceniza y se iban... Personas buenas, almas cándidas quizá, que siguen una tradición que tienen carácter de ritual al que pudiera caber, en su entendimiento, algo mágico y que por nada del mundo dejarían pasar esta fecha sin llevar en su frente la huella de la ceniza.

    Cosa buena es que esta tradición del Miércoles de Ceniza esté tan arraigada en el corazón de los fieles católicos.

    Quizá todos los que estemos en la fila sepamos qué es lo que significa y que de ninguna manera es, ni obligación ni Sacramento.

    Quizá todos meditamos -ya que de eso se trata- sobre el punto filosofal de que polvo somos y en polvo nos convertiremos.

    Quizá todos deseamos empezar la Cuaresma con un acto de humildad y pidiendo perdón por nuestros pecados.

    Tal vez, y esto esta muy bien, pero hay "algo" que no está bien.

    Veamos: entramos al Templo, estamos en la Iglesia, en la casa de Dios y no parecería posible entrar en esa casa y no saludar al Dueño, al Señor, al Dios Supremo Hacedor de todas las cosas, al Rey de Reyes, el Altísimo Señor, el Omnipotente que está en infinita humildad en el Sagrario en Cuerpo y Alma. Tan auténtico como cuando caminaba por las orillas del Jordán, tan real como cuando se sentó en el borde del pozo para pedirle agua a la samaritana, el mismo Dios, el mismo Cristo.

    La puerta del Sagrario estará cerrada, una luz roja parpadeante nos anunciará que está ahí el Señor, Dios nuestro.

    Las personas estarán en la fila de la ceniza... ¡ni una mirada, ni un saludo, ni una reverencia al Dios que está escondido en el Misterio de amor que es la Eucaristía!

    ¿Cómo es esto posible? ¿Será más importante llevar en la frente un signo de humildad que caer primero de rodillas ante el Sagrario y aunque no lo veamos con los ojos de la carne, decirle con los del alma: "Creo en Tí, Señor, y te amo", o simplemente con las palabras de Santo Tomás: "Señor mío y Dios mío" ?

    Y ya que estamos en este tema diremos que ocurre lo mismo cuando algunas personas entran en la Iglesia y se van derechitas al Santo de su devoción. Se arrodillan, le piden quién sabe que cosa y se van. Tal vez no haya culpa, es falta de formación y de que no nos hayan dicho una y mil veces, hasta que nos cale, que al que tenemos que reverenciar y adorar es al Dios vivo que está presente con su Cuerpo, su Alma y su Divinidad en el Sagrario. Los grandes santos son intercesores de las gracias que pedimos ante Dios.

    Tal vez también sea que creer en esto, es más difícil que creer en el poder del Santo. El culto a los Santos, - como nos dice en sus homilías Mons. George Chevort, no es obligatorio, sino facultativo." Pedirle a los Santos es como una etapa, como un escalón, no un término.

    El objetivo de nuestra religión es la Santísima Trinidad que tiene derecho a nuestra adoración y de la cual proceden todos los bienes que necesitamos y el Mediador indispensable es Jesucristo, Hijo de Dios y hombre.

    Glorifiquemos a Dios en sus Santos. Ahora bien, la primera de todos los Santos: no fuera de, sino en primer rango y un rango a parte, es la Bienaventurada Virgen María. La primera y aparte porque no solo es obra de Dios, sino que es la obra maestra de Dios. Es la Madre de Dios porque Ella difundió en el mundo la luz Eterna, Jesucristo Nuestro Señor.

    ¡Cuánta preparación y cuánta información sobre nuestra Fe nos hace falta para vivir y obrar como verdaderos cristianos!. Vivamos nuestra religión con orden y profundidad. Que seamos el ejemplo viviente para los que nos ven, que formándonos y estudiando podremos cumplir con los grandes misterios de nuestra religión tal y como nos lo enseña nuestra Santa Madre la Iglesia Católica y que imitando a los Santos entremos en esta Cuaresma con espíritu de oración y sacrificio.

    Y que mañana,al estar formados para recibir la ceniza "saludemos" al mismo Dios en el Sagrario, que no nos distraigamos con la ceniza... Mañana es un buen día para un momento de adoración, de muestra de amor a nuestro Dios.

    Recompensa a los que dejan todo por Jesús

    Marcos 10, 28-31. Tiempo Ordinario. No tengamos miedo. Optar por Cristo siempre será la mejor empresa de nuestra vida. 

    Del santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31


    En aquel tiempo Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» Jesús dijo: Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.

    Oración introductoria

    Señor, gracias por darme la oportunidad de estar contigo en esta oración. Aunque me prometes retribuir el ciento por uno, hoy me conformo con poder experimentar tu cercanía para que mi corazón pueda amarte como al único totalmente amable; mi inteligencia pueda creer en Ti como en él único que no engaña y mi libertad pueda elegirte a Ti como lo único que colma mis ansias y anhelos.

    Petición

    Señor, dame el don de saber orar y encontrarme contigo en esta oración.

    Meditación del Papa Francisco

    Pedro le pregunta: "Está bien, ¿y nosotros? Nosotros hemos dejado todo por Ti. ¿Cuál será el salario? ¿Cómo será el premio?". La respuesta de Jesús, tal vez, es un poco irónica: pero sí, también tú y todos vosotros que habéis dejado casa, hermanos, hermanas, madre, hijo, campos, tendréis el ciento por uno de esto. Sin embargo les advierte que deberán afrontar la persecución, descrita como el salario o la paga del discípulo. El cristiano sigue a Jesús por amor, y cuando se sigue a Jesús con amor, la envidia del diablo hace muchas cosas. El espíritu del mundo no tolera esto, no tolera el testimonio. Pensad en la Madre Teresa, considerada como una figura positiva que hizo tantas cosas hermosas por los demás... El espíritu del mundo nunca dice que la beata Teresa todos los días, muchas horas, estaba en adoración; nunca. Reduce la actividad cristiana al hacer un bien social. Como si la existencia cristiana fuese una pintura, un barniz de cristianismo. Pero el anuncio de Jesús no es un barniz, penetra en los huesos, va directo al corazón; va al interior y nos cambia. Y esto, el espíritu del mundo no lo tolera; y por ello vienen las persecuciones. (S.S. Francisco, 28 de mayo de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). .

    Reflexión

    Hoy es Pedro quien se gloría de haberlo dejado todo. Cuando antes todos se espantaban de las palabras del Señor: quién podrá salvarse. Tan duras les resultaban las palabras de Maestro cuando decía que ningún rico se salvaría. Ellos no eran ricos. Pero bien que entendieron las palabras de Cristo. Con mucho o con poco se es rico, esto es, todo hombre se apega a las cosas. Pedro, hablando más con el espíritu que con la carne, dice bien: "lo han dejado todo y le siguieron".

    Jesús le responde, esperando que sus oidores entiendan también como antes el fondo de sus palabras: "recibirán el ciento por uno". Cierto que les habla de cosas, de bienes que aumentarán. Cierto que para ello han de hacer una opción radical por Él, una opción que no es despreciar las cosas sino desapegarse de ellas para apegarse a Dios y amar en Dios esas cosas que han dejado, con un amor rectificado por la experiencia de Cristo. Es más, el que haya logrado experimentar la plenitud liberalizadora de la opción radical por Cristo, no sentirá gusto sino sólo en Dios. Y las creaturas, tan bellas como su Hacedor, serán los medios para mejor amarle y servirle.

    Pero entre las cosas que se nos prometen está una poco agradable, poco comprensible: las persecuciones. Se nos prometen persecuciones como premio por el seguimiento de Cristo. ¿Quién, en efecto, está libre de las cruces de esta vida? ¿Quién en esta tierra ha vivido sin sufrir algo? Nadie. Todos somos pasto de las fieras del egoísmo de nuestros hermanos. Y sin embargo Cristo nos promete estos sufrimientos por Él. ¡Qué extraño regalo! Muy extraño. Pero extraño es para el que no ama. Es una locura sufrir por Cristo si no se le tiene. Quien lo tiene lo da todo porque lo ama. Quien sufre por alguien amado crece, se enaltece, siente que recibe más de lo que ha podido dar. Pero también sabe que esos padeceres no son eternos. Eterna será la Gloria junto a Cristo en el cielo. Y por eso lo sufre todo, se deja querer por Jesús plenamente. No tengamos miedo. Optar por Cristo siempre será la mejor empresa de nuestra vida. Hay que vivirlo para comprenderlo.

    Propósito

    Desprenderme de alguna posesión material para ayudar a un necesitado.

    Diálogo con Cristo

    Señor auméntame la fe, auméntame mi amor a Ti, porque cuando hay fe sincera y amor verdadero, nada ni nadie será más importante en mi vida que el cumplir tu voluntad. Permite que sea tu discípulo y misionero para hacer partícipes a los demás de tu amor, de esa felicidad que sólo Tú puedes dar.

    lunes, 3 de marzo de 2014

    ¿Qué significa "entrar en la Cuaresma"?

    La «cruz», por más pesada que sea, no es una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús. 
    Queridos hermanos y hermanas:

    El miércoles, con el ayuno y el rito de las cenizas, entramos en la Cuaresma.

    Pero, ¿qué significa «entrar en la Cuaresma»?

    Significa comenzar un tiempo de particular compromiso en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y a nuestro alrededor.

    Quiere decir mirar al mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás.

    Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad, o sobre Dios, sino que hay que reconocer las propias responsabilidades y asumirlas conscientemente. En este sentido, resuena entre los cristianos con particular urgencia la invitación de Jesús a cargar cada uno con su propia «cruz» y a seguirle con humildad y confianza (Cf. Mateo 16, 24).

    La «cruz», por más pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús y de este modo alcanzar la fuerza en la lucha contra el pecado y el mal.

    Entrar en la Cuaresma significa, por tanto, renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. La Cruz es el único camino que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la generosidad sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia.

    Desde esta perspectiva, la Cuaresma es verdaderamente una ocasión de intenso compromiso ascético y espiritual fundamentado sobre la gracia de Cristo.



    Palabras que pronunció SS Benedicto XVI después de rezar la oración mariana del Ángelus, el domingo, 10 febrero 2008.

    El peligro de las riquezas

    Marcos 10, 17-27. Tiempo Ordinario. Que el amor por las cosas no te impida buscar lo único necesario: Dios. 

    Del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27 

    En aquel tiempo cuando Jesús salía al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre» Él, entonces, le dijo: Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: ¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: ¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: Y ¿quién se podrá salvar? Jesús, mirándolos fijamente, dice: Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.

    Oración introductoria

    Oh Señor, yo también me atrevo a preguntarte, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Ayúdame a conocer tu voluntad en esta oración y a tener la luz y fortaleza para saberte responder con prontitud y generosidad. No quiero salir triste ni apesadumbrado de esta meditación, sino con la alegría de haber puesto mi vida en tus manos.

    Petición

    Concédeme Jesús, vivir el día de hoy de acuerdo a tu voluntad.

    Meditación del Papa Francisco

    Este hombre bueno, hombre justo -un hombre impulsado por el Espíritu Santo para ir más lejos, más cerca de Jesús- se desanima: ante estas palabras, frunció el ceño y se marchó triste. Y Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: qué difícil es para quienes poseen riquezas entrar en el reino de Dios. Todos debemos hacer un examen de conciencia sobre cuáles son nuestras riquezas que nos impiden acercarnos a Jesús en el camino de la vida. La cultura del bienestar, que nos hace poco valerosos, flojos y también egoístas, a veces el bienestar nos anestesia. Incluso la elección de tener un hijo depende del bienestar. Otra riqueza que nos impide ir cerca de Jesús es el encanto de lo provisional. Nos gusta lo provisional porque tenemos miedo del tiempo de Dios, que es un tiempo definitivo. El encanto de lo provisional cautiva a los hombres de hoy; y les impulsa, en particular, a convertirse en dueños del tiempo: hacemos pequeño el tiempo en el momento. (S.S. Francisco, 27 de mayo de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). .

    Reflexión

    Cuando Jesús fija la mirada en aquel joven, para nosotros hoy desconocido, mira a cada uno de los que ha llamado por el bautismo a la vida de cristianos. No mira tan sólo a los que llama a su pleno seguimiento. Llama más bien a todos aquellos que intuyen que la vida es más que diversión y pérdida de tiempo en naderías. Y es que quien entra dentro de su alma, descubre un vacío por llenar, un corazón por enardecer de amor, un ansia, un no sé qué de eterno, como ese joven, y que no estará tranquilos sino hasta llenarlo de lo único eterno: el amor de Jesucristo.

    Mirando bien esta escena contemplamos que Cristo nos ve a cada uno de nosotros. Porque cada uno de los que nos decimos cristianos tenemos de una u otra forma apegado el corazón a las cosas de la tierra y nos damos cuenta que ellas no llenan nuestra alma.

    Añoramos a Dios. Y por eso lo buscamos hasta donde pueda estar esperándonos. Este joven lo encontró en el desierto. Y no tuvo miedo de preguntarle qué tenía que hacer. Para eso iba, para conocer el secreto de su felicidad plena. ¡Lástima que fue poco generoso! Su amor a las cosas le impidió dejar volar su alma donde lo único necesario. Y es que cuando Cristo nos pide dejarlo todo, nos pide todo; cuando nos lo pide todo, no nos deja sin nada. ¡Nos da todo porque se da a Sí Mismo, Él todo!

    Cristo le siguió con la mirada. Lo vio triste marcharse con su corazón roto por el egoísmo. Los ricos, los que apegamos el corazón a las cosas, tengamos mucho o tengamos nada, tengamos palacios o tengamos harapos, en fin, tengamos algo a lo que no queramos desapegarnos, no podremos hallar jamás descanso, no podremos porque optamos por las pobre creaturas y rechazamos al Creador de las creaturas. En cambio los que han conocido a Cristo de veras Dios, les da la fuerza para dejarlo todo y seguirlo incondicionalmente.

    ¿Conocemos que somos los más miserables si no le tenemos a Él, la fuente de nuestra verdadera riqueza?

    Propósito

    Haré algo para compartir con otros mi fe en el gran amor que Dios nos tiene.

    Diálogo con Cristo 

    Señor, si Tú eres lo único necesario en mi vida, ¿por qué no invierto lo mejor de mi tiempo en vivir tu mandamiento del amor? Desde hoy quiero comprometerme más contigo. Te prometo ser generoso para dedicar lo mejor de mí a mi misión y a mi formación integral y reducir mi afán por lo material para tener un corazón alegre, caritativo y bondadoso con todos. Ayúdame a vencer mis obstáculos y mi falta de voluntad para poder cumplir con este propósito.

    domingo, 2 de marzo de 2014

    Dios y las riquezas

    Mateo 6, 24-34. Tiempo Ordinario. Jesús contrapone la actitud de quien se afana por las cosas materiales, con la de quien vive desprendido de todo.

    Del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34

    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero. Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?
    ¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas».


    Oración preparatoria

    Padre providente, inicio mi oración dándote las gracias por tu amor. Te pido perdón porque no he sabido corresponderte. En esta oración quiero abandonarme, con espíritu filial, en tu providencia que siempre cuida de mí y de todas mis pequeñas y grandes necesidades.

    Petición

    Dios mío, ayúdame a confiar siempre en Ti, en tu providencia.

    Meditación del Papa Francisco

    Ese es el camino de Dios: la humildad, el abajarse para servir. En cambio la avaricia te lleva en sentido contrario: tú, siendo un pobre hombre, te haces Dios por vanidad. ¡Es la idolatría! Por esta razón Jesús dice cosas tan duras, tan fuertes en contra de este apego al dinero. Nos dice que no se puede servir a dos señores: o a Dios o al dinero. Nos dice que no nos preocupemos, que el Señor sabe lo que necesitamos, nos invita al abandono confiado al Padre, que hace florecer los lirios del campo y alimenta a los pájaros. El hombre rico de la parábola sigue pensando solo en las riquezas, pero Dios le dice: "Necio, ¡esta noche se te va a reclamar la vida!" Este camino es contrario al camino de Dios, es una tontería, te aleja de la vida, destruye cada fraternidad humana. El Señor nos enseña cuál es el camino: no es el camino de la pobreza por la pobreza. ¡No! Es el camino de la pobreza como una herramienta, para que Dios sea Dios, ¡para que Él sea el único Señor! ¡No el ídolo de oro!
    Y todos los bienes que tenemos, el Señor nos lo da para echar a andar el mundo, para llevar adelante a la humanidad, para ayudar, para ayudar a los demás. Que se mantenga hoy en nuestro corazón la palabra del Señor: "Estén atentos y manténganse alejados de toda avaricia, porque aunque uno viva en la abundancia, su vida no depende de lo que tiene" (S.S. Francisco, 21 de octubre de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta).

    Reflexión

    Jesús contrapone la actitud de quien se afana por el dinero y las cosas de aquí abajo, con la de quien vive desprendido y confiado en la providencia de Dios. Aquellos al poner sus esperanzas e ilusiones en el mundo y sus cosas viven en el ansia y la intranquilidad. Esto es porque en último término los éxitos y satisfacciones, tan anhelados, vienen determinados por factores que no siempre pueden controlar. ¿Quién puede predecir el futuro siempre incierto?

    Hay bienes tan frágiles como la salud, tan inexplicables como el amor o la amistad sincera. Aspectos, éstos últimos, que son decisivos para la felicidad humana. Además la fugacidad de la vida limita las satisfacciones que estos bienes nos reportan... Desde este punto de vista ¡qué pobres parecen estas aspiraciones! En cambio, los otros, logran superar esa visión materialista para alcanzar, una dimensión espiritual.

    Seguir el consejo de Jesús no es fácil, pero reporta tranquilidad, paz y verdadera alegría interior. Saberse en las manos de un Padre bondadoso que nos invita a no preocuparnos de las cosas de este mundo, es una seguridad mejor fundada que las mejores predicciones de negocios. Esto no significa que debemos negar el valor a las cosas de este mundo, pues a todos nos son necesarias. Sin embargo, podemos discernir, con ayuda de Dios, dónde, cuando y cómo poner los cauces a todo ello. Si lo primero en nuestra vida son las cosas de Dios, seguimos viviendo en el mundo, pero todo lo que hagamos será con la intención de construir el Reino, de ayudar a los hermanos y de ganarlos para Cristo con nuestro testimonio, y no por afanes o lucros personales. Además, según la misma promesa, todos los demás bienes se nos darán por añadidura: ¡Lo ha prometido Cristo!

    Propósito

    Analizar la dificultad más grande de mi vida para ver en qué tengo que tener más confianza en Dios.

    Diálogo con Cristo

    Padre providente, tu doctrina es sencilla y clara, concreta y amorosa, no vale la pena desgastarse inútilmente por lo pasajero de este mundo, cuando hay un Reino que puedo empezar a gozar desde ahora. Las cosas no cambian por más que uno se preocupe por ellas, por eso te pido, Señor, tu gracia para vivir abandonado a tu Providencia, poniendo todos los medios a mi alcance para extender tu Reino.